Al sureste de Francia, junto al mar Mediterráneo, se ubica una región conocida como PACA: Provenza, Alpes, Costa Azul. Este sugerente territorio y concretamente el departamento de Var, es el lugar donde se esconde un bosque mítico, tanto para creyentes como para amantes de la naturaleza, se trata del bosque de Santa María Magdalena, donde se cree que se ubica la cueva donde la santa se cobijó hasta morir, en un acantilado cercano a la costa de Marsella.
El bosque se extiende por más de 12 kilómetros a lo largo de un acantilado rocoso, que protege a la foresta de hayas, tilos y arces.
Se convirtió desde hace siglos en un centro de peregrinaje de la Provenza francesa, al creerse que María Magdalena, expulsada de Palestina tras las persecuciones a los primeros cristianos, desembarcó junto a Lázaro en una costa cercana a Marsella, por donde predicó hasta retirarse a una gruta, donde ahora hay una pequeña ermita en su honor.
Las leyendas locales cuentan que tras su muerte fue enterrada en la Basílica de Saint Maximin, después de que Carlos de Anjou descubriera sus reliquias escondidas desde el siglo VIII y mandara construir la basílica en ese mismo lugar. Desde ese momento, la peregrinación a la gruta experimentó un nuevo auge. Allí acuden devotos de todo el mundo y mujeres que vienen a pedir a la santa que les conceda el don de tener hijos, evocando la ancestral consideración de las cuevas como lugares de culto a la fertilidad.
Por ese motivo, el bosque de María Magdalena fue respetado y protegido por el Estado, bajo la custodia de los monjes dominicanos establecidos en el lugar.
Los turistas que visiten la zona pueden hospedarse en la Hôtellerie de la Sainte-Baume, un albergue que regentan los monjes para peregrinos y visitantes.