
En el Parque Nacional de Banff, en Canadá, se ubica un pueblo de idéntico nombre que el parque, a los pies de las Montañas Rocosas canadienses, en la provincia de Alberta.

El origen del pueblo se remonta a 1880, cuando se construye en la zona la línea del ferrocarril transcontinental. Durante estos trabajos, se descubren unas termas naturales en una de las montañas próximas y se establece una reserva federal en torno a éstas. A partir de entonces, se promueve la zona como recurso turístico, construyéndose una cadena hotelera a lo largo de la línea de ferrocarril.
El pueblo crece cerca de la estación, configurando el área de viviendas para los trabajadores de los servicios turísticos, y una zona de servicios para los viajeros.
En 1985 las Naciones Unidas declaran la zona del Parque Natural de Banff Patrimonio de la Humanidad, convirtiéndose el pueblo en uno de los destinos turísticos más visitados de las Montañas Rocosas.

El lugar es sencillamente excepcional, rodeado de cumbres, como la montaña de azufre y su cascada; las aguas termales, el lago Louise o el Moraine y la multitud de senderos del parque natural donde los viajeros disfrutan de los deportes de naturaleza y de las rutas en bicicleta.

El clima es bastante fresco en esta región, pues no supera los 25 grados en su mes más cálido.
La ciudad es tranquila y sus vecinos muy hospitalarios, por lo que es un lugar idóneo para descansar y disfrutar de la naturaleza, sintiéndote como en casa.