De toda la costa montenegrina, su lugar más bello y conocido sin duda alguna es la mini península de Sveti Stefan (San Esteban). Una pequeña fortaleza que, rodeada por las claras aguas del Adriático, tiene una estrecha unión con el Montenegro continental, en forma de istmo.
Es quizá la foto más famosa del país. Y digo foto porque el lugar es de acceso restringido; hay que pagar entrada y aunque su superficie es ridículamente pequeña,
Montenegro no es sólo costa. Aunque es cierto que es allí donde residen la mayoría de sus atractivos, en el interior del país también hay lugares que bien merecen una visita. La mayoría de las personas pasan por la costa y no se adentran en el Montenegro profundo, el que da nombre al país: los tupidos bosques, que regalan un aspecto sombrío a las montañas que coronan, son la imagen clásica del país. Como siempre, en mi opinión donde menos turistas hay, es donde muchas veces se esconde lo más auténtico de cada país, y donde se vive la verdadera aventura de viajar.
En el interior del país se encuentra el Parque Nacional Durmitor, con varios lagos y montañas que harán las delicias de cualquier senderista. En invierno es un centro de esquí y snowboard bastante popular. Žabljak es la población desde la cual se suele visitar el parque.
Cetinje (pronunciado tsétiñe) fue la capital de Montenegro mientras la monarquía gobernaba el país. Tras la segunda guerra mundial, la capital pasó a Podgorica, que inmediatamente cambió su nombre por el de Titograd, en honor al mariscal yugoslavo, retomando la vieja denominación tras la desemembración de Yugoslavia. Lamentablemente las opciones turísticas de Cetinje -como capital durante siglos fue sede de todos los poderes, con lo que ello conlleva: las mejores construcciones civiles y religiosas se hicieron aquí- fueron abandonadas durante años, y recién ahora intentan darle impulso, poco a poco. Numerosos museos, como el Museo Nacional de Montenegro, están en Cetinje, y en los alrededores se pueden visitar varios monasterios y construcciones religiosas de la tradición ortodoxa serbia.
Muy relacionado con la época monárquica montenegrina está el Mausoleo de Petar II Petrović-NjegoÅ¡ (1813-1851), el obsipo-rey-poeta que es considerado en gran medida el padre de la nación. Dicho mausoleo está situado en la cumbre de una de las montañas más altas del país, Lovćen. Cuando le preguntaron al monarca que por qué no quería ser enterrado en la montaña más elevada del país, cuentan que él respondió «porque tampoco soy yo el hombre más elevado de Montenegro». El lugar es destino del peregrinaje de todo el nacionalismo local, y desde lo alto se tiene unas vistas impresionantes.
Para los que dispongan de vehículo propio, sean amantes de la aventura, y no tengan miedo -no hay por qué tenerlo- de perderse en el intrincado interior del país, una visita al minúsculo, bucólico e impronunciable pueblo de Rijeka Crnojevica (a ver, preparen lengua y mandíbula, yo confío en su capacidad: rieka ch’ernoiévitsa) es toda una experiencia. Un pequeño puente de piedra y un río de postal. ¿Nada más? Ni nada menos. Un sitio hermoso, y aunque no pases allí ni un par de horas, la aventura de llegar hasta Rijeka Crnojevica (¿ves que no es tan difícil de pronunciar?) vale casi más que su desmedida fotogenia (retratada en mi primera entrada sobre Montenegro).
Llevo tres días intentando convencerte y ya me empiezo a cansar. Si con todo esto no te convences de que Montenegro no es sólo un lugar increíble para visitar, si no que además puede ser un destino en sí mismo (generalmente la gente lo usa como complemento a una visita a Dubrovnik), lo único que yo puedo decirte, con todo el respeto y cariño del mundo, es que te vayas a Benidorm y me dejes en paz.
http://es.wikipedia.org/wiki/Montenegro Impresionante el artículo en Wikipedia. Completo y útil. Altamente recomendable.
http://www.visit-montenegro.cg.yu La página más recomendable para quienes quieran visitar Montenegro. Sólo un pero: está escrita en serbio, alemán, italiano o inglés.
http://www.montenegro.com Otra página interesante, aunque un poco demasiado dirigida al turista de pelas, quiero decir euros.
Grrrr, viendo la siguiente animación de fotos he tenido la sensación de que cuando estuve allí me perdí muchas cosas. ¡Tengo que volver!
Preguntas Muy (o bastante) Frecuentes
-¿Por qué debería yo visitar Montenegro?
Por sus montañas. Por sus playas. Por sus ríos. Por sus lagos. Por su naturaleza. Por su historia. Por su gastronomía. Por su música. Porque conozcas algo más del país que sus jugadores de fútbol (Predrag Mijatovic) o baloncesto (Zarko Paspalj), que encima están retirados desde hace tiempo. Porque además de saber situarlo en un mapa, podrás decir «yo estuve allí» a tu asombrada audiencia.
-¿Cómo llego a Montenegro?
Vuelos directos no hay. Por avión, la mejor opción -y la más barata- es ir hasta Dubrovnik, en Croacia. Una ciudad hermosa y a sólo treinta kilómetros al norte de la frontera con Montenegro. De todos modos, la mejor manera de recorrer el país es teniendo vehículo propio, o alquilándolo. Recorrer de norte a sur la costa croata para llegar a nuestro destino es una gran idea. Otra opción (la que hice yo) es recorrer de norte a sur Italia, y desde Bari, cruzar en ferry -habilitado para coches- hasta Bar, el puerto montenegrino por excelencia, y después de recorrer el pequeño pero adorable país, retornar por Croacia o Bosnia hasta el norte de Italia.
-¿Qué es lo que no debo perderme?
Nada, no te pierdas nada en absoluto. Montenegro es más pequeño que Jaén, puedes recorrértelo enterito en un lapso razonable de tiempo. Además de los lugares que he recomendado en estas tres entradas, no puedes dejar el país sin probar el ĆevapÄići (chebápshishi, ricas albóndigas de diferentes carnes) ni el rakia, famoso licor tumbavivos y levantamuertos. Cualquier opción que tengas de acudir a fiestas religiosas o nacionales, no te las pierdas. Son oportunidad única para conocer la gastronomía, música y folklore locales. Y si en un cúmulo de casualidades te invitaran a una boda, no te la pierdas. Son como las películas de Emir Kusturica (bueno, quizá no tanto). Si alguna vez me caso (quedan advertidas las candidatas) que sepan todas que mi boda será al estilo montenegrino. Y no hay más que hablar.
-¿Cómo hablo, cómo pago?
Como buenos exyugoslavos, los montenegrinos chapurrean decentemente casi cualquier idioma. Eso sí, los habitantes del Montenegro profundo no tanto, y son muy tímidos. Pero te arreglarás. Con lo único que puedes tener problemas es con el alfabeto serbio y montenegrino, muy similar al ruso. Muchos carteles están en nuestro alfabeto, el latino, pero otros tantos no. Es recomendable que te lleves algún tipo de diccionario, o simplemente las equivalencias fonéticas, para que cuando veas un letrero que diga Црна Гора no te dé un ataque cardíaco y sepas que lo que dice simplemente es «Montenegro», o «Crna Gora» en el idioma local. La moneda en el país, algo muy práctico para el visitante, es el euro, aunque formalmente la nación no pertenezca ni a la zona euro ni a la Unión Europea.
-¿Es seguro?
Aquí aplica exactamente lo mismo que dije para Dubrovnik, con unas pequeñas diferencias de años y nombres, que una vez corregidas, copio y pego al más puro estilo Ana Rosa: «Tus amigos tienen razón cuando te insisten en que dejes de comprar los periódicos al cartonero. La guerra en Yugoslavia terminó hace casi nueve años. Montenegro y la ex-Yugoslavia en general son sitios seguros». Montenegro tiene un peligro relativo, y es tan peligroso o tan poco peligroso como Hungría o Grecia. Es decir, muy poco. Hay robos y timos como en cualquier destino turístico, no seas primo y punto. Sólo hay que tener cuidado y no ir a lo loco a Kosovo o Albania, sin conocer antes las condiciones en materia de seguridad -que yo personalmente ignoro- de esos dos lugares con los que Montenegro tiene frontera.
-¿Algo más que añadir?
Que vayas, que lo disfrutes, y que nos lo cuentes.