Estas palabras que se encuentran en la cabecera de este post no corresponden al título de una novela, a una adaptación de una conocida canción de Joaquín Sabina, ni a una exageración literaria del que les escribe, como cabría pensar: son nada más y nada menos que dos de los bellos nombres con los que es conocido el río Caño Cristales, en la Sierra de la Macarena, Colombia. Otra forma más prosaica con que se le denomina es «el río de los cinco colores».
Si recuerdan hace algunos días les hablamos de una playa en China que adquiría un color rojo debido a una especie de alga. Pues bien, lo mismo ocurre aquí en este especial río de Colombia, solo que el colorido es más abundante, llegando casi hasta los colores del arco iris, como si este se hubiera sumergido para darse un baño en el río, o como si uno fuera el reflejo del otro. En realidad, fuera de toda evocación poética del arco que vemos en las nubes, que según la tradición era símbolo de un pacto entre el cielo y la tierra, los colores de este río son el negro, amarillo, verde, azul y rojo principalmente.
Este pequeño río de no más de 100 km de recorrido tiene su origen en la Sierra, en un lugar donde las pinturas rupestres abundan añadiendo valor a este paraje natural, también llamado por otro autor «el río que se escapó del Paraíso». La Macarena tiene gran importancia a nivel mundial por participar de tres distintos ecosistemas: la cordillera de los Andes, la selva Amazónica y los llanos Orientales. Motivos para visitar esta zona que hoy presentábamos con un título de novela. Y es que, a menudo, la realidad supera con creces la ficción.
