Socotra es una isla que, junto a otras tres pequeñas, conforma un pequeño archipiélago en el océano Índico, dentro de la República de Yemen, frente al Cuerno de África.
En el año 2008 fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, dada su importante y excepcional reserva natural que alberga alrededor de 700 especies únicas en el mundo.
Socotra se encuentra aislada, a unos 350 km de las costas de Yemen y a 250 kilómetros del cabo Guardafui, último bastión de tierra Somalí antes de irrumpir en el océano.
Éste hecho, junto a su clima desértico tropical y monzónico, ha dado lugar a una particular flora endémica, entre la que destacan árboles como el llamado Sangre de dragón, con forma de sombrilla y savia roja; el Árbol pepino o la higuera de Socotra, capaz de almacenar cientos de litros de agua. Esta peculiar flora es única en el raro ecosistema de Socotra, por lo que está protegida.
Aparte los géneros habituales, la fauna terrestre autóctona la constituyen algunas especies de aves, reptiles e insectos. El único mamífero propio de la isla es un tipo de murciélago.
La fauna marina es mucho más rica: más de 250 tipo de coral de arrecife, 300 variedades de langosta, cangrejos y camarones; casi 700 especies de peces; tortugas; 230 especies de algas. Una de las especies marinas más castigadas ha sido el pepino de mar, por sus propiedades curativas en la medicina tradicional china.
Las playas de Socrota están formadas por extensas lenguas de tierra blanca y aguas cristalinas, sin oleaje, a 25 grados de temperatura. Las dificultades para que los viajeros accedan a la isla han hecho que se mantengan vírgenes.
En Socotra se habla el idioma socrotí y la gente vive en condiciones muy rudimentarias, sin apenas agua corriente o electricidad.
Es un lugar especial, diferente, único. Una isla que parece surgida de otro planeta, un mundo perdido donde, por suerte, no ha podido llegar el turismo de masas.
