La Iglesia de Santa María de Sion en Aksum, Etiopía, seguramente es uno de aquellos lugares que hasta un ateo moriría por visitar. Y también toda persona por naturaleza curiosa, estaría encantada de poder entrar y descubrir sus misterios. Pero hoy precisamente el azar me instó a proponerles un lugar de encanto al cual seguramente no podrán acceder en vida.
Y es que según cuenta la tradición copta, en esta basílica se custodia la famosa Arca de la Alianza, que contenía las tablas de la ley dadas por el Eterno a Moisés. Según el Kebra Nagast, o Libro de la Gloria de los Reyes de Etiopía, el arca habría sido depositada en este misterioso lugar por Menelik I, hijo fruto de la relación entre el rey Salomón y la Reina de Saba. Dice la leyenda que tras viajar a Israel para poder conocer a su padre, este le ofreció la sucesión, lo que fue rechazado por Menelik haciendo gala de la sabiduría y astucia de su progenitor. Pues a cambio pidió llevarse parte de la flor y nata intelectual y sacerdotal que rodeaba a Salomón a fin de imitar sus pasos en Etiopía; pero además de eso el rey le concedió llevarse una réplica del Arca de la Alianza. Su hijo, de forma astuta, la cambió por la original llevándosela a la capital, Aksum. Luego la madre lo nombró rey, y este proclamó al pueblo etíope «pueblo elegido de Dios».
Sabemos cómo hoy en día este pueblo sigue sabiéndose especial, alimentando también la leyenda de la presencia del arca. Quizás algún día podamos conocer qué esconde realmente el famoso guardián de esta Iglesia, con tanto celo, dentro de estos muros.
