Hace algunos meses se descubría el Shanay Timpishka, o lo que es lo mismo, el río hirviente del Amazonas, situado en plena selva de Perú.
Fue el geocientífico peruano Andrés Ruza quién, alentado por su tía, que le aseguraba que conocía el río o incluso haberse bañado en él, se decidió a adentrarse en la selva.
El río hirviente del Perú aparecía ya en las historias y leyendas de la conquista de América, cuando los españoles se adentraban en la selva en busca del oro de El Dorado, una ciudad construida por completo con este material.
Las primeras noticias reseñadas sobre el río fueron datadas por los informes de los yacimientos petrolíferos de la zona, que determinaron que el origen del agua caliente no era volcánico. Además, el centro volcánico más próximo al río se encuentra a 700 km de distancia.
El río fluye caliente a lo largo de 6 km de longitud y alcanza temperaturas que superan los 860 C. Aunque todavía no se ha determinado el origen del calor, se piensa que podría tratarse de agua glacial proveniente de los Andes, que se filtra hasta grandes profundidades, para emerger de nuevo calentada por el núcleo de la tierra.
El lugar, que es considerado sagrado por chamanes e indígenas, es un lugar biológicamente importante para la selva, donde pueden encontrarse numerosas especies desconocidas por la ciencia.
La deforestación de la zona se está convirtiendo en una amenaza para su ecosistema y para sus habitantes.
