¡Cómo olvidarlo! Me encontraba yo estudiando en el sur de Suecia, se vino la Navidad encima y, sin saber qué hacer ante el éxodo de compañeros de estudios que vivió mi universidad, decidí irme lo más cerca del círculo polar ártico: lo más al sur que se puede estar cuando estás lo más al norte. Mi rápida consulta a un mapa me sirvió en bandeja la respuesta: ¡¡Jokkmokk era el lugar elegido!! ¿Tenía la más remota idea de qué había en esa área? No. ¿Sabía si merecía la pena? Tampoco. ¿Importaba? Definitivamente no. Con esa falta de sensatez es que te ahorro a ti, apreciado visitante, las dudas de si es un lugar al que apuntar en nuestra agenda de posibilidades. ¡Lo es!
En general, toda el área -popularmente conocida como Laponia- tiene los suficientes atractivos como para satisfacer la curiosidad del visitante: lagos, bosques, montañas, nieve, saunas, y auroras polares. Los polos, además, tienen esa particularidad, al contrario que trópicos y ecuadores, que la zona es totalmente diferente cuando la visitamos en invierno, a cuando la visitamos en verano, primavera u otoño. Son tan abismales las diferencias entre cada estación, que casi se puede hablar no sólo de cuatro estaciones en un año, si no de cuatro paisajes en un sólo lugar. El invierno, blanco, helado y con todo el silencio que hay cuando la fauna se ha ido o duerme; la primavera, con vivos colores que renacen y la fauna que despierta o retorna; el verano, más caluroso de lo que imaginarías en principio, y con largas horas de sol; y finalmente el otoño, con los colores poco a poco apagándose y dando paso nuevamente al invierno que completa el ciclo. ¡Cuatro hermosas caras de un mismo lugar!
Particularidad interesante son las horas de luz. Durante el invierno, las horas de luz no superan las cinco al día. Alrededor de las dos o tres de la tarde, habiendo amanecido a las nueve, ya es de noche. Además, de esas escasas horas con iluminación natural, ninguna incluye al sol: el astro rey nunca se asoma por encima del horizonte, y las horas de luz son las que tendríamos en un amanecer de cinco horas, que no acaba de completarse. ¡El sueño de todo poeta! Por contra, en verano, el sol está presente durante las 24 horas del día. ¡La pesadilla de todo vampiro! Los dueños del hostal donde me alojé me comentaban cómo esto supone una gran confusión para los niños pequeños, que al contrario que en otras latitudes más centrales, no tienen la puesta ni la salida del sol como referente válido para ir a la cama o levantarse de la misma. Esa indeterminación afecta también a los adultos, como es mi caso, que a las cuatro de la tarde -fui en diciembre- ya no sabía qué hacer con el inexplicable sueño que me embargaba. Por suerte la sauna y el Bingolotto, el programa más decadente de la TV sueca (en mi opinión responsable en gran medida de las depresiones y suicidios del país), me rescataron de los brazos de Morfeo en más de una ocasión.
Varios kilómteros al sur -se puede ir caminando inclusive en invierno- está la famosa latitud 66° 33′39″N, que marqué chapuceramente en rojo con Photoshop (arriba). ¿Cómo que no conocías esa latitud? Es casi tan famosa como la 0° 00′00″(el Ecuador). Bueno, quizá menos. Está bien, está bien, la acabo de mirar en Internet, ni sabía que era ésa. En este caso hablamos del círculo polar ártico, que en Jokkmokk está señalado con un práctico cartel. Una visita imperdible para los coleccionistas de fotos para fardar y los geólogos. Los paseos por los bosques, la flora, la fauna, el frío, el no-frío en verano (si dijera ‘calor’ no me creerían… y con razón) los lagos congelados, descongelados, a medio congelar o a medio descongelar, harán de tu visita a Jokkmokk algo tan memorable como su nombre. ¿Te lo vas a perder?
www.turism.jokkmokk.se Todo lo que siempre quisiste (sí, siempre, no disimules) saber sobre Jokkmokk y nunca te atreviste a preguntar, está en la oficina de turismo local, el Jokkmokk Turistbyrí¥. En inglés, alemán y el de sobra conocido por nuestros lectores sueco.
La información sobre Jokkmokk en castellano abunda tanto en Internet como el buen gusto y la composición en los discos de RBD. ¡Ni siquiera wikipedia le dedica artículos en español! Cuestión de tiempo, todo llegará.
Preguntas Muy (o bastante) Frecuentes
-¿Por qué debería yo visitar Jokkmokk?
Por su naturaleza deslumbrante. Porque hay mucho sol, o ninguno. Por sus lagos. Porque nieva. Porque no nieva. Porque los lagos están congelados. Porque no lo están. Porque puedes ir cuatro veces en un mismo año y siempre será como visitar un lugar nuevo.
-¿Cómo hiciste con el frío?
Ya lo dije en una entrada anterior y nadie quiso creerme: el frío es psicológico. Eso lo aprendí aquí, en Jokkmokk. Llegué al lugar con tanto miedo de morir congelado, que cuando me bajé del tren -tras veinticuatro horas en el mismo- puse un pie en la nieve y lo primero que me dije fue «¿Esto es frío? ¡Pues vaya!». La temperatura era de unos diez grados bajo cero, pero yo venía tan aco…acomplejado, tan preparado física y mentalemente a pasar el mayor frío de toda mi vida, que no me supuso ningún problema: pura psicología. El que no haya viento, además, ayuda. De todo lo que recuerdo de Jokkmokk, probablemente el frío sea lo que menos.
-¿Qué es lo que más recuerdas entonces?
Si me sigues haciendo preguntas así, va a parecer que están pactadas. De todos modos, buena pregunta. Contesto sin dudar: el silencio. En mitad del invierno, caminando por los bosques nevados, no se escuchaba absolutamente nada. El silencio era tal, que los oídos casi sentías que te pitaban, por presión insuficiente. También recuerdo con especial cariño el recibir el año 2000 sobre la superficie de un lago congelado, y los otros turistas de mi hostal (muy acogedor por cierto, con sauna y todo), que me hicieron sentir que no era el único loco que había ido a parar allí a pasar sus fiestas navideñas.
-¿Cómo se llega a Jokkmokk?
Yo fui en tren y bus combinados desde el lejanísimo sur, Karlskrona. Si estás en Estocolmo, al que se llega fácil y barato por avión, te ahorrarás parte del trayecto que tuve que hacer yo. De acuerdo con la página de turismo del lugar, las posibilidades de llegar son varias: avión, tren, bus… dependiendo de la estación climática. Si dispones de vehículo propio, es lo ideal para visitar parques nacionales del área. De todos modos, si no tienes esa facilidad de transporte, la visita merece la pena igualmente.
-¿No será que fuiste a este lugar porque te gustó cómo suena el nombre?
Ya dije que a Jokkmokk fui de chiripa, pero acerté de pleno. El lugar es espectacular, y si tiene alojamiento de la red de hostales juveniles, será por algo. De habrese tratado de ir a un lugar con nombres sonoros, en el norte de Suecia habría ido a Korpilombolo.
Hola,
Me alegra mucho que te haya fascinado tanto Jokkmokk. He encontrado esta web navegando por ahi y te aseguro que hace mucho años que me gustarÃa ir, pero falta de presupuesto y tiempo añadido al famoso FAF (Factor de Aceptación Femenina) me lo han impedido.
Un saludo