Samaipata, descanso en las alturas

Al lado de Perú, su hermano mayor -arqueológicamente hablando- Bolivia no tiene muchas ruinas. Lo que ocurre es que, compararse con Perú en materia de restos de civilizaciones prehispánicas es tan absurdo como decir que un pintor es mediocre porque no es tan bueno como Picasso, o que un director de cine no tiene interés porque no está a la altura de Fritz Lang. En Bolivia es donde nació la civilización inca, en el sentido que fue una cultura prehispánica -la del Tiwanako- la que sentó las bases de la nación precolombina más importante de Sudamérica, que dominó desde el centro de Chile hasta el sur de Colombia, hasta su ocaso con la llegada de los europeos. El paí­s andino cuenta, pues, con un elevado interés arqueológico. Pero hoy no les voy a hablar de la civilización que nació aSamaipata, descanso en las alturas - 290107_samaipata orillas del Lago Titicaca, si no de otro recuerdo pre/incaico, situado en el oriente del paí­s.

Samaipata es una palabra de origen quechua que significa «lugar de reposo entre montañas» o «descanso en las alturas». Hay quien pudiera pensar, por ese nombre, que se trataba de un cementerio o similar; a veces olvidamos que a las civilizaciones antiguas también les gustaba irse de vacaciones y desconectar de la vida diaria. Es éste el caso del lugar que nos ocupa, aunque no fue ése siempre su propósito. Hay restos arqueológicos en Samaipata que datan, no ya de antes de la llegada de los españoles, si no de la de los propios incas. Las ruinas que coronan lo alto de una montaña cercana, a unos nueve kilómetros fuera de la ciudad, conocidas como El Fuerte, se supone que son obra de tribus amazónicas preincaicas. Según los últimos estudios, tienen una antigí¼edad de entre 3.000 y 3.500 años. Durante el dominio inca, que denominó Kollasuyo al área que hoy ocupa Bolivia, fue utilizado como avanzada de los ejécitos del imperio, que lo usaron como «fuerte» (de ahí­ el nombre). Otras teorí­as dicen que se trataba de un centro de ceremonias (en la foto están los altares esculpidos en roca en los que se dice se colocaban momias o í­dolos durante los rituales religiosos). La enorme piedra que corona la montaña está llena de grabados de todos los tamaños, que representan serpientes, jaguares, pumas, motivos geométricos… Su superficie, aproximadamente un rectángulo de 250 por 60 metros, hace de El Fuerte el petroglifo (roca grabada) más grande del mundo. Para los amantes de J.J. Bení­tez y Jiménez del Oso, la misteriosa energí­a que mana del lugar -que en mi caso no sé si achacar a la magia del lugar, o de la compañí­a- ha desperdigado por ahí­ la teorí­a de que El Fuerte es una lanzadera de OVNIs (que intuyo que, al igual que AirMadrid, cayó en desgracia con el paso del tiempo). Las ruinas son uno de los cinco Patrimonios de la Humanidad que, según la UNESCO, tiene Bolivia dentro de la categorí­a «patrimonios culturales».

Samaipata es una ciudad pequeña, de sólo tres mil habitantes, situada a un par de horas de la más populosa Santa Cruz, la ciudad más importante del oriente boliviano. Por su ambiente tranquilo y amable, es un lugar tí­pico de descanso para los santacruceños, lo que a menudo hace que los fines de semana, por estar repleta de visitantes, deje de ser un lugar tranquilo y amable. Según lo que busques, diversión o tranquilidad, programa tu visita para, respectivamente, fin de semana o dí­as laborables.

Además de las impresionantes ruinas, que son la estrella turí­stica del lugar, en los alrededores se pueden visitar lagunas volcánicas y un par de cascadas de agua donde darse un relajante baño. A los interesados en la América revolucionaria, en Samaipata estuvo la guerrilla del Che Guevara poco antes de su captura, y aunque no se trata de un punto clave en aquellos acontecimientos, el lugar forma parte del circuito denominado «La Ruta del Che». Otra opción a tener en cuenta en las (relativas en este caso) cercaní­as es visitar el parque Nacional Amboró, equivalente boliviano del Pantanal Matogrossense brasilero. ¡Aquí­ no hay sólo las ruinas!

Samaipata es un buen lugar para relajarse, no bien se ha entrado a Bolivia desde Brasil, o cuando se va camino del mismo.

www.samaipata.com Buena fuente de información sobre la ciudad y sus atractivos.

www.samaipata.info Otra página con datos para el visitante.

Preguntas Muy (o bastante) Frecuentes

-¿Por qué deberí­a yo visitar Samaipata?
Por sus ruinas prehispánicas y preincaicas: ¡dos por el precio de uno! Por la exhuberante naturaleza de lagunas, rí­os, cascadas, selvas y fauna que están al alcance de la mano, desde un par hasta varias decenas de kilómetros. Por el ambiente relajado y cálido -no siempre en la temperatura- que se percibe en el lugar. Por no dejar ni un sólo rincón boliviano, de los muchos que merece la pena conocer, sin visitar.

-¿Cómo llegó hasta allí­?
Samaipata está en el eje Cochabamba-Santa Cruz. Desde Santa Cruz puedes tomar taxis compartidos -salen cuando se llenan- o tomar cualquier bus que conecte Cochabamba y Santa Cruz, preguntando antes si paran en Samaipata. Con tal de venderte el billete, pararán aunque normalmente no lo hagan. ¡Todo es negociable!

-¿Cómo se visitan las ruinas?
Hay excursiones organizadas que te llevan hasta ellas, pero también se puede ir caminando (unas dos horas en subida). Una vez allí­, puedes contratar un guí­a o recorrerlas por ti mismo, hay un puesto de información y artesaní­as en la entrada. Es importante que no te subas a las rocas; se han construí­do pasarelas para observar las ruinas sin dañarlas, caminando sobre las mismas. Bolivia es un paí­s pobre y muchas veces carecen de recursos para poner vigilancia en sus impresionantes ruinas y legados históricos, por lo que es importante que sea el visitante el que se comporte con responsabilidad.

-¿Qué otras cosas debo saber?
En Samaipata no hay bancos ni casas de cambio. Aunque siempre encontrarás quien quiera cambiar dinero, es mejor que te lleves dinero contante y sonante. La pequeña localidad cuenta con suficientes servicios para el turista, como alojamientos de varios precios -desde hostales básicos hasta cabañas más cucas- restaurantes y hasta algunos bares de copas. La altura del lugar es relativamente modesta, unos 1.600m s.n.m., pero el frí­o boliviano puede ser duro y hay que tener en cuenta el factor abrigo, sobre todo entre mayo y septiembre. Los dí­as son templados y pueden ser hasta cálidos, pero por las noches refresca. ¡No olvides que en Sudamérica también puede hacer mucho frí­o, incluso en áreas tropicales como Bolivia!

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