Cuando bajaba del Monte Tronador, cercano a San Carlos de Bariloche, conocí a un guardaparques muy simpático (en la foto, junto a la Isla Corazón, en el Parque Nacional Nahuel Huapi) que me estuvo contando un montón de curiosidades sobre los alrededores. De todas las muchas y buenas cosas que me contó, una me llamó mucho la atención. Me recordó al juego del teléfono, aquel en el que la gente se va pasando un mensaje de oreja en oreja y al final se comprueba cuál era el mensaje original y cuál el final, y lo poco que suelen tener en común.
Lo que me contó Carlos, que así se llamaba el guardaparques (aunque hace poco me comentó por correo-e que ya no trabaja allí), versaba sobre el origen del nombre San Carlos de Bariloche, una de las ciudades con mayor atractivo turístico de la Argentina, sin duda su principal atracción invernal. Rodeada de lagos, montañas y bosques, en una naturaleza que recuerda a Alemania, es una de las visitas obligadas de quien pisa el país austral.
Pero ya habrá ocasión en estas páginas de hablar en detalle de este lugar, ahora centrémonos en la historia del nombre. Resulta que entre los primeros pobladores europeos destacaba un inmigrante llamado Carlos Wiederhold, que era dueño de unos importantes almacenes, a finales del siglo XIX (la ciudad fue inaugurada pocos años después, en 1902). La importancia de esos almacenes en el nacimiento de la población fue vital. Por otro lado, los mapuches llamaban a los indígenas del lugar vuriloches, es decir «gente del otro lado de la montaña». El nombre actual de este centro turístico derivó de una confusión doble: en una carta enviada a Don Carlos Wiederhold, alguien confundió el respetuoso «don» por el canónico «san». Otro despistado copió mal el nombre indígena, que en un abrir y cerrar de ojos pasó de vuriloche -palabra con significado concreto y atado a la historia del lugar- a bariloche, que no era más que una deformación del anterior.
¿El resultado? Que el nombre de este hermosísimo lugar se debe a un santo que no era santo, y a unos indios que no se llamaban así.
Bueniiiiisimo. No deja de sorprenderme la cantidad de cosas que desconozco de mi propio pais.
BuenÃsimo el articulo y todos los demás. Me encantan. Sigan adelante.
Suerte!
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