Aunque el país sudamericano por excelencia para disfrutar la vulcanología (entiéndase que el disfrute es siempre a nivel turístico, los locales tienen una opinión bastante diferente de sus volcanes) es Ecuador, mi experiencia magmática más memorable fue al sur de Chile. Pucón es una pequeña ciudad que vive prácticamente del turismo, turismo que a su vez vive prácticamente de su volcán particular: el Villarrica (casi 2.850m), volcán que a su vez vive de las emanaciones subterráneas, etc. La localidad cuenta con n alojamientos de toda clase, y con (n+1) agencias turísticas que ofrecen diferentes excursiones y atracciones, siendo la más popular la ascensión al humeante cono. El volcán sigue activo (la última vez que erupcionó fue en 1985), y su cráter cuenta con lava burbujeante y molestas emanaciones gaseosas, que se pueden ver a la distancia. En eso radica su gran atractivo.
De las, sin exagerar, (n+1) agencias turísticas que hay, verdaderamente tendría un problema en recomendarles alguna. El problema no radica en que sean muy malas todas, si no en que no recuerdo a cuál fui yo. Me fue bien, e intuyo que todas son un poco de lo mismo. No se asusten si ven carteles en caracteres extraños: no, no están perdiendo visión ni bebieron demasiado la noche anterior: esos símbolos extraños a la entrada de las agencias son palabras escritas en alfabeto hebreo. Pucón es, probablemente, el destino más visitado por los mochileros israelíes que se dejan caer por Chile. Las excursiones al volcán suelen incluír guía, transporte y equipamiento. Aunque técnicamente el ascenso es ridículamente fácil, hay que contar con un equipo digno para nieve: botas, pantalones, anorak, ese pico-hacha que uno clava en el suelo, pinchos para las botas (se nota que domino el lenguaje montañero, ¿eh?), etc. La única dificultad consiste en que el camino, como la vida, es largo y duro. Lleven algo de comida que no pese, tipo cereales en barrita, frutos secos, etc., energéticos y que vendrán muy bien para la pesada escalada. La subida es lenta, más de tres horas mínimo, pero la bajada… ¡es deslizándose sobre nuestro trasero asentado en la nieve, barranca abajo! ¡Sí! ¡Lo que le enseñaron desde niños que no hay que hacer! Se sacarán ese trauma de encima, y tranquilos que los guías saben dónde hay piedras y dónde no.
Esos pesos chilenos que nos ahorramos al elegir una agencia turística económica sólo se harán notar al llegar a la cima. Las agencias pijas suelen incluír máscaras de gas para no atragantarse con las fumarolas que salen del cráter. Yo fui en una barata: tragué humo cual si fuera o fuese fumador bi (fumador activo y pasivo). Y les puedo asegurar que no fue una experiencia agradable, aunque como todo, lo recuerdo con cariño. El cráter contiene lava y es normal verla salpicar a una prudente distancia (el puntito rojo que se ve en la foto no es un trucaje barato de Photoshop). Eso sí, tengan en cuenta lo siguiente: las agencias suben con uno o dos guías, y el ascenso se hace a la velocidad del más lento de los turistas. ¿Qué importa esto? Pues mucho: si se tarda mucho en completar el ascenso, las nubes pueden caer sobre el cráter y usted no verá el exuberante interior magmático. Se tendrá que conformar -como un servidor- con olerlo y escucharlo, lo que tampoco está mal. De modo que si puede, no acepte ir a la excursión con algún amig@ del hostal que tenga pinta de ser más vag@ que el sastre de Tarzán.
De entre las (2n+1) agencias turísticas y alojamientos que infect… quiero decir adornan Pucón, yo me alojé en el cómodo, amable y barato dentro de los estándares chilenos (hablamos probablemente del país más caro de Sudamérica) «Hospedaje Alicia», desde el cual tomé la segunda foto de este reportaje. Sala común, cocina, habitaciones limpias y ambiente hogareño y tranquilo.
Pucón, además, cuenta con algunas otras excursiones en los alrededores, siempre teniendo en cuenta la temporada (algunas excursiones, volcán inclusive) pueden ser anuladas durante algunos momentos del muy duro invierno del sur chileno (julio-agosto). El ascenso al Villarrica es un buen puente entre Argentina y Chile, sea entrando de la una al otro o viceversa, o una buena parada de camino a Santiago. ¡Muy recomendable!