¿Tenemos a algún trotamundos por Londres? Entonces le pedimos que se vaya hasta Leinster Gardens, a ver si puede descubrir qué tienen de raro los números 23 y 24 de esa calle. Lo cierto es que no será un paseo en balde porque la zona en la que está esa calle es muy bonita y muy pija, absolutamente agradable para pasear.
Los números 23 y 24 de Leinster Gardens son extraños porque… ¡no hay nada detrás! En realidad, solo es un muro de un metro y medio de grosor con las ventanas pintadas y sin buzones en las puertas. ¿A que queda bien? Sería complicado darse cuenta -aunque no imposible- si nadie te dice que ahí no existe ninguna edificiación.
Esta peculiaridad se debe a la construcción de la primera línea del metro (data de 1863), que pasaba por ahí y expropiaron los dos edificios pertenecientes a los números 23 y 24. Así pudieron hacer la zanja para el tren, pero, en vez de poner una rejilla, reconstruyeron las fachadas con ventanas ciegas. Ya sabéis que a los brittish les pierde la estética… y muy bien que hacen, porque en caso contrario tendríamos un agujero corta-rollos.
Ahora un minuto de silencio para los pobres carteros novatos que fueron víctimas de crueles bromas.
Esto es lo que se vería detrás del edificio. A los lados, vemos las estrechas terrazas de las otras casas que hay flanqueando el 23 y 24 de esta calle que se muestra como si no ocurriera nada extraordinario dentro de sus entrañas. Aquí podéis hacer una visita en Google Maps y comprobar vosotros mismos la localización de la línea.