La iglesia de San Pedro encadenado o San Pietro in Vincoli es una de las más conocidas de Roma por albergar las supuestas cadenas que decoraron las muñecas de San Pedro veinte siglos atrás, pero también por el sepulcro del papa Julio II que Miguel Ángel esculpió.
Esta basílica se encuentra a 500 metros del Coliseo, por lo que no te costará encontrarla y, desde luego, sería una pena si no la incluyeras en tu recorrido por Roma. Hay muchas cosas que ver, es cierto, ¡pero no te puedes perder el famoso Moisés de Miguel Ángel!
Hay varias anécdotas sobre esta escultura. Una de ellas que alude a su perfección cuenta que el artista, tras terminar su obra, se encaró a la pieza y le exigió: “¡habla, perro!”, pero, evidentemente, su Moisés no dijo nada, pese a que el detalle con el que está hecho es tan admirable que notas el movimiento aun mirándolo sin moverte.
Otra anécdota nos revela una mala traducción de la Biblia. Si pensabais que solo las películas y las series tiene una traducción que no siempre es fiel al contenido original os equivocáis. Miguel Ángel leyó que el Moisés tenía cuernos cuando lo que en realidad debería haber leído es que tenía rayos. La palabra «karan» en hebreo significa ambas cosas, de ahí la confusión que no hace sino incrementar la celebridad de la obra.