Supongo que casi todo el mundo sabe relacionar «Laika» y espacio de forma adecuada, pero si todavía queda algún trotamundos al que se le escapa, que no se preocupe: se lo explicamos en un momento y, de paso, le inculcaremos las ganas de ir a saludar lo que queda de la perra.
Laika era una perra callejera de Moscú. Tuvo muchos nombres antes de quedarse con el que se hizo mundialmente famosa porque pasaba de mano en mano y ninguno parecía adaptarse a ella. Al final, se quedó con Laika porque en ruso significa «que ladra» y ya podemos imaginar cuál era la característica principal de la perrita.
En los cincuenta, los perros callejeros que se encontraban en Moscú -e imagino que en el resto de Rusia- los empleaban para experimentación. No sabemos casi nada de lo que fue de los compañeros vagabundos de Laika, pero de ella sabemos que fue entrenada con diligencia y mucho esmero para que se convirtiera en el primer ser vivo en viajar al espacio.
Laika convirtió el sueño del espacio en una realidad más próxima. Pudo sobrevivir unas horas haciendo que la misión se diera por válida, pero nunca regresó. Esta es la parte más triste de la historia y Mecano (sí, Mecano) le rinde homenaje con una canción que pone los pelos de punta a cualquiera que tenga perros o que ame a estos animales.
En el 2008, casi después de cincuenta años de esa misión, el gobierno ruso decidió erguir un monumento a la valiente perra en Moscú. Así que si tenemos a algún trotamundos visitando el famoso metro
y recorriendo las calles moscovitas, que se pase a saludar a Laika.
El monumento está al lado del instituto de Medicina Militar, cerca de un centro comercial. Allí fue donde ocurrieron los experimentos.