Paisajes de Turquía: Pamukkale

Admito que en nuestro blog de trotamundos tenemos una fascinación infinita hacia México, por ejemplo, por la cantidad de lugares extraños, bellos e insólitos que nos puede ofrecer, pero eso no quita, desde luego, que le echemos un vistazo al resto del mundo. Hay lugares que pueden competir con la oferta de ese país norteamericano: Pamukkale, en Turquía, es uno de ellos.

Pamukkale es uno de esos fenómenos raros que la naturaleza ha forjado con el paso del tiempo como si fuera un proyecto a largo plazo que ya tuviera pensado. Los griegos ya conocían este asombroso paisaje y allí construyeron Hierápolis, una ciudad que etimológicamente significa «ciudad sagrada». Creían que el agua de esas piscinas naturales poseían propiedades terapéuticas y agradecían que sus dioses (Apolo y compañía) las hubieran puesto allí para ellos.

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Aunque la UNESCO ha declarado Pamukkale Patrimonio de la Humanidad, debemos admitir, por más que nos duela, que está pésimamente conservado porque puede entrar cualquiera. Dependiendo de las fuentes que consultes, te permiten o no bañarte. Esta información liosa es parte de esa mala gestión que se lleva por la zona. Parece bastante lógico, por otro lado, teniendo en cuenta que muchos hoteles que hay por ahí utilizan el agua de estas fuentes termales para sus propias piscinas y así poder ofrecer un servicio que a los turistas les encanta (el agua está entre 30º C y 50º C)  poco coste.

Es una pena que no se intente preservar mejor Pamukkale, pero bueno, todavía estamos a tiempo de viajar para disfrutar de una impresionante puesta de sol allí. Turquía es uno de esos sitios que visitar antes de morir, sin duda.

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