Existen en las cosas de Japón unos curiosos crustáceos cuyo caparazón recuerda sorprendentemente a la cara de un guerrero samurái, pero, ¿cómo puede ser esto posible? Este tema tan chocante ha sido motivo de estudio por parte de alguien tan reputado como Carl Sagan, el magnífico científico. Recientemente ha salido en Íker Jiménez y eso ha sido la chispa que me ha llevado a investigar. ¿Es cierto que el ser humano ha tenido algo que ver en eso?
¿Cangrejos con cara humana por acción de la selección artificial?
La respuesta es no. Lamento decepcionar a esos trotamundos enamorados del Japón y de sus preciosas leyendas, pero estos cangrejos, que algunos habréis identificado correctamente con los cangrejos Heike, no son producto de una selección artificial. Antes bien, el fenómeno que observamos en su caparazón se llama pareidolia.
Leyenda japonesa sobre los cangrejos con caras
Estamos en el siglo XII. Dos clanes, el Genji y el Heike, luchan entre ellos y, como suele ocurrir, solo uno puede declararse vencedor. No son los Heike, ellos han perdido la batalla y no tienen nada más que hacer. La abuela del pequeño heredero del liderazgo de los Heike coge a éste y juntos se arrojan por el acantilado. Le sigue el que era el líder y varios valiosos hombres. Según cuenta la leyenda, sus espíritus quedaron atrapados en el mar y empezaron a emerger en forma de cangrejo. Los pescadores de la zona, al ver estos crustáceos con una cara sobre la espalda, los devolvían al mar y los dejaban seguir viviendo. De esta manera se supone que los cangrejos con esas formas en el caparazón podían sobrevivir y pasar el dato a las generaciones posteriores.
Pero esta leyenda tan bonita sobre guerreros de Japón no es válida. Quizá el ser humano ha contribuido un mínimo a perpetuar los cangrejos heike, pero, desde luego, no ha obrado como un dios decidiendo sobre sus formas. Que no se los comieran no es una sorpresa: en realidad, son cangrejos tan pequeños que no merece la pena matarlos para extraerles la carne, así que, visto así, probablemente sobrevivían todos y no solo los que tenían la cara de samurái.
También se han encontrado restos fósiles de cangrejos heike que ya presentaban estas características. Y aunque no nos creemos la historia de que el espíritu del clan Heike vive en ellos, se desmonta el mito de que empezaron a surgir a partir del siglo XII.
Además, para chafar la ilusión del todo, esta pareidolia se presenta en otras especies de cangrejos y no solo en los heike. ¡Lo siento! Como leyenda nipona es preciosa, pero nosotros desde este blog intentamos acercar la verdad o lo que creemos saber. No podía dejar pasar la oportunidad de hablar un poco de Japón.
Fuente