Las Islas Orcadas, situadas en Escocia, y en concreto en la bahía de Skaill, encierran un interesante tesoro arqueológico. Se trata de Skara Brae, un asentamiento neolítico que se considera el mejor conservado del continente europeo y que fue designado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1999.
La aldea prehistórica se encuentra en un excelente estado de conservación, al haber quedado cubierta por sedimentos arcillosos y arena de la costa donde se asienta. Cuenta con más de 5.000 años de antigüedad y se cree que estuvo habitada durante más de 600.
El hallazgo de Skara Brae fue posible gracias a un temporal que devastó la región en 1850, asolando lo que se creía que eran simples montículos de tierra para descubrir que su interior estaba cimentado por primitivas construcciones de piedra.
El asentamiento está formado por nueve viviendas con planta cuadrangular de aproximadamente 40 m2. Sus moradores aprovecharon la orografía monticular de la zona para disponerlas de manera subterránea, lo que las protegía de las inclemencias climáticas. Las paredes de las casas, aisladas al exterior por los depósitos arcillosos, están reforzadas por paramento rudimentario a base de lajas de piedra.
Se conserva el mobiliario construido también en piedra, como bancos, camas, aparadores y nichos en los muros a modo de estanterías. Un gran hogar se implantaba en el centro de cada una de las viviendas que, además, contaban con un rudimentario sistema de canalización y desagüe.
Un túnel conduce a una de las construcciones, que tiene una disposición diferente al resto, y en la que se han encontrado lajas de piedra y hueso. Los arqueólogos consideran que pudo ser una especie de taller en el que el poblado construía sus armas y demás enseres.
Otra curiosidad es que una de las viviendas solo puede abrirse desde afuera, por lo que hace pensar en una especie de prisión.
Se desconoce el motivo por el que Skara Brae fue abandonado, aunque existe la hipótesis de que debió producirse la amenaza de algún peligro, ya que se encontraron collares y otros objetos de valor que apuntan a una huída rápida de sus habitantes.