¿Imagináis un río como el que pintábamos cuando éramos niños con nuestros lápices de color celeste? Existe y se encuentra en Costa Rica, en el Parque Nacional del Volcán Tenorio, en la provincia de Guanacaste, al Norte de Costa Rica.
El volcán, que se encuentra en estado latente, confiere a las aguas del río unas características singulares: el lago azul, fumarolas, pozas de aguas termales donde es posible bañarse y sobre todo, los teñideros, que es el nombre con el que se conoce el tramo en el que el río adquiere una opaca pero luminosa tonalidad turquesa.
El color del río celeste se produce por un fenómeno anómalo que lo hace único, una reacción química que se produce al mezclarse en su lecho sustratos de carbonato cálcico y azufre que proviene del volcán.
Estos 36 kilómetros de aguas azules están flanqueados por un exuberante bosque tropical. Además, el río se rompe en un salto de agua que es una de las cataratas más hermosas del mundo, la Catarata del Río Celeste.
El parque natural cuenta con una poblada biodiversidad de plantas y animales como monos, reptiles, aves como el tucán, etc.
Para visitarlo, hay que llegar desde las localidades de Guatuso o Bijagua. Una vez en el parque, el recorrido aproximado es de unos 6 kilómetros que puede realizarse en compañía de algún guía local.
Los accesos a este lugar no son sencillos, no existen carreteras que lleguen directamente hasta el volcán, por lo que no es un enclave turístico masificado y merece la pena organizar una visita desde alguno de los hoteles próximos al parque.
Este Río Celeste es considerado una de las Siete Maravillas de Costa Rica.