El pueblo de Taos, en Nuevo México (EE.UU) es un lugar de original belleza y tranquilidad, situado a orillas de un pequeño afluente del salvaje Río Bravo y en la Sierra de la Sangre de Cristo, dentro del Condado de Taos.
Taos está construido completamente en adobe, acogiendo un conjunto de edificios con más de mil años de antigüedad, que conservan el estilo de la cultura de los indios de Arizona y Nuevo México. Es un ejemplo de la arquitectura prehispánica que se ha mantenido hasta nuestros días.
Construidos con ladrillo de barro y paredes de más de 60 centímetros de grosor, las viviendas se adosan configurando un entramado de tres alturas, en el que el techo de los pisos interiores, conforma la terraza de los superiores. Puertas y ventanas pequeñas, protegen el interior de las viviendas de las inclemencias del tiempo.
En la actualidad, residen en Taos unos 150 habitantes, que viven de la agricultura y el pequeño comercio de productos artesanales que venden a los turistas.
El pueblo es una comunidad tribal y un grupo de cincuenta hombres forman el Consejo, en el que se elige al gobernador y al jefe militar. Sus costumbres se transmiten de padres a hijos.
El conjunto ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y Monumento Histórico Nacional.
Taos es además conocido por un extraño zumbido que desde hace años se lleva escuchando en la aldea y que se conoce como “el zumbido de Taos”, aunque ha sido imposible determinar el origen del fenómeno, a pesar de haber sido investigado por los científicos. Se trata de una especie de ronquido de baja frecuencia que ha llevado a conclusiones dispares, como determinar que procede del centro de la tierra, transmisores de radio, meteoritos o incluso, que el pueblo es en realidad una estación alienígena.