Existe una ciudad en el sur de Italia admirable por su peculiar semblante, en el que destacan sus viviendas de construcción tradicional, conocidas como Trullis.
Esta pequeña población de Bari se llama Alberobello y se encuentra en la región de Apulia o Puglia, que ocupa el tacón de la que se conoce como ‘bota de Italia’.
La curiosa arquitectura de Alberobello se caracteriza por sus viviendas, construcciones circulares de piedra tallada y a hueso, es decir, ensambladas y unidas sin cemento ni ningún tipo de mortero. Estas construcciones de piedra encalada presentan una cubierta cónica a base de lajas de roca caliza, dispuestas de forma concéntrica, rematadas por un curioso pináculo de simbología esotérica, al igual que las pinturas que a veces pueden observarse decorando las cúpulas.
Se cree que el origen de esta arquitectura popular, típica del Valle de Itria, se remonta a los siglos XIV y XV, con la que los campesinos trataban de eludir el pago de impuestos al reino de Nápoles, al ser catalogadas las viviendas como edificios precarios no sujetos a tasas. Las viviendas, que podían ser desmanteladas y construidas con cierta rapidez, estaban formadas por densos muros que las aislaban tanto del frío invernal como del calor en verano. En su interior, se empleaba la madera para suelos y entramados.
Las viviendas están formadas por diferentes trullis unidos entre sí; uno de mayor volumen o trullo principal, al que se accede desde la calle; y otros menores, dedicados a otros usos, como cocina, dormitorios, almacenes, etc. Todo el conjunto unido se llama trullaia.
Los trullos de Alberobello fueron declarados patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1996. Son poco conocidos, pero sin duda, son una de las joyas de la arquitectura popular de la península italiana.
