Hemos dedicado varios post a Turquía y, de nuevo, tenemos que volver a hablaros de un lugar especial de este fantástico país, situado entre Europa y Asia. Se trata de la región de Licia, que se situaba en la provincia de Antalya, en la costa mediterránea del sur de Turquía. Los licios se asentaron en ciudades como Fethiye, Marmaris, Myra o Dalyan, y era un pueblo que existió desde el siglo VI a. C.
En el II a. C. la región licia era una de las más destacadas de la Alianza Griega, y años más tarde, fue conquistada por los persas, por Alejandro Margo, los romanos y los turcos.
En la actualidad, conserva algunos de los restos arquitectónicos más importantes de la cultura licia, como su Anfiteatro o el Templo de Artemisa, pero si por algo destaca es por la Necrópolis que se asienta en las paredes verticales de una montaña cercana al río Demre Cay, en lo que se conoce como Roca de Dalyan.
La necrópolis está formada por un conjunto de tumbas megalíticas que componen una verdadera maravilla arquitectónica de casi 2.500 años de antigüedad. Algunas de las tumbas están consagradas a la diosa Leto y otras a la diosa Nereida.
Las tumbas licias más impresionantes pertenecieron a los gobernantes de la ciudad y son de estilo clásico, con un pórtico In Antis y una pequeña pronaos de dos columnas horadados en la piedra; un friso de metopas sujeta el tímpano, en los que apenas se conservan relieves.
Las tumbas más pobres se distinguen por entradas rectangulares con jambas y dinteles de piedra.
La mayoría fueron saqueados y expoliados. Durante los siglos XVIII y XIX, la mayoría de los relieves, altares y otros restos arqueológicos fueron arrancados y llevados al British Museum, que el museo con mayor número de piezas arquitectónicas de la antigüedad clásica.
En la actualidad, está prohibido acceder a las tumbas. Los restos de estas emocionantes construcciones pueden admirarse desde las aguas del río Dalyan.