¿Quién diría que el metro y sus estaciones oscuras y estresantes podrían llegar a despertar el interés turístico? Pues bien, el Arte también llega al diseño del tren metropolitano, transformando sus vestíbulos o los habituales andenes abovedados en verdaderas exhibiciones arquitectónicas.
Existen muchos ejemplos de estaciones de metro sorprendentes: coloristas, vibrantes, evocadoras, incluso señoriales, y pronto dedicaremos un artículo a describir algunas de las más reseñables, pero hoy vamos a centrarnos en una de las mayores galerías de arte subterráneo de Europa: el metro de Estocolmo.
El metro de Estocolmo, capital de Suecia, cuenta con de 110 kilómetros de recorrido y 100 estaciones, de las que al menos 90 están diseñadas y decoradas por artistas. Más de 150 artistas, desde mediados del siglo XX, participaron en este sorprendente proyecto que se ha convertido en uno de los atractivos más visitados de la ciudad.
La visita lleva su tiempo, ya que hay que coger el metro e ir bajándose en cada estación, por lo que si vais con prisa, lo mejor es seleccionar las más emblemáticas, como Östermalmstorg, T-Centralen, Fridhemsplan, Kungsträdgården o Solna Centrum.
La mayoría de las estaciones recuerdan el interior de cuevas gigantes, al dejarse la roca vista como parte del diseño, alternada con originales azulejos, esculturas, pinturas murales, etc.
T-Centralen, la más conocida, está tallada directamente en la roca, que ha sido pintada de blanco y azul, con espiguillas y motivos florales. En ella se unifican los tres grupos de trayectos: azul, rojo y verde, y todas las líneas de metro.
Solna Centrum es otra de las más conocidas; una gran caverna con un llamativo techo color rojizo y laderas verdes con abetos dibujados a lo largo de sus muros.
Kungsträdgården, donde se brinda homenaje a una excavación arquitectónica con piezas pertenecientes a varios museos de arte clásico de Suecia.
La temática va desde el simple empleo del color o la exaltación de la naturaleza, a evocaciones clásicas e históricas, representaciones deportivas y temas actuales.
El viaje no tiene desperdicio, cada línea ofrece una exhibición permanente, cada parada es sorprendente, un auténtico museo de arte bajo tierra del que puedes disfrutar únicamente comprando un billete de metro.