Nuestro viaje de hoy nos lleva a la República Checa, donde se encuentra uno de los pueblos más bonitos de Europa, Cesky Krumlov, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1992.
Ubicado en la Región de Bohemia Meridional al sur del país, en un caprichoso reviro del río Moldava, la historia de Cesky Krumlov arranca en el siglo XIII, con la construcción del castillo, un enorme complejo que lo convierte en el segundo más grande de la República Checa.
Fue la dinastía Rosenberg, una de las familias nobles más influyentes del país, quien lo convierte en su sede. El edificio, en estilo gótico, fue ampliado y reconstruido a lo largo de los siglos, destacando algunos de sus interiores rococós y jardines barrocos, pero por encima de todo, su admirable torre circular de seis pisos y casi 55 metros de altura. La influencia de los Rosenberg, se mantuvo hasta el siglo XVII.
En la ladera del castillo se ubica uno de los principales barrios, Latrán y cruzando el río por un pequeño puente, se llega al casco antiguo de la ciudad, un entramado de callejuelas de trazado gótico, repletas de construcciones pintorescas, entre las que pueden encontrarse más de trescientas protegidas, como el teatro, uno de los teatros góticos más antiguos de Europa, unido a la actividad teatral palaciega.
En cuanto a la arquitectura religiosa, destacan la Iglesia Gótica de San Vito, con su torre octogonal; y la Sinagoga, en estilo neorománico.
Cesky Krumlov es un destino especialmente cultural, al contar con una amplia oferta de museos y galerías de arte, entre los que destaca el Egon Schiele Art Centrum, uno de los centros de arte más reconocidos a nivel internacional.
Una amplia oferta de alojamientos y restaurantes, así como numerosas rutas y excursiones temáticas, hacen de esta pequeña ciudad checa uno de los destinos más visitados de Europa Central.