Palmira, el oasis de piedra del desierto sirio

Palmira, el oasis de piedra del desierto sirio - Entrada-monumental-300x225La antigua ciudad de Palmira se levantaba orgullosa en mitad del desierto sirio, ofreciendo a los comerciantes un verdadero oasis donde refrescarse y descansar.

Comenzó siendo un asentamiento próximo al Oasis de Afqa, en el que los ricos comerciantes construyen las primeras y pródigas construcciones. En el siglo I es ocupada por las tropas de Marco Antonio, quien convirtió en romana la región de Siria y posibilitó el progreso de la ciudad de Palmira, situada en plena Ruta de la Seda que iba del Mediterráneo a China.

Palmira, el oasis de piedra del desierto sirio - Templo-de-Bel-300x194Su emplazamiento la convirtió en una ciudad próspera gracias al comercio y a su autoridad militar, pero también por el declive que sufre la ciudad de Petra, después de que los romanos abrieran rutas comerciales por mar.

Después de ser declarada ciudad libre en una visita del emperador Adriano, y tras una serie de enfrentamientos contra los sasánidas, la viuda del cónsul de la ciudad, Zenobia, declara a Palmira capital del reino nabateo y se declara independiente a Roma, extendiendo su influencia hacia Egipto. Cuatro años de resistencia frente a Roma convierten a la reina Zenobia en un personaje mítico. Un año después, en el 273, tras una segunda revuelta, la ciudad de Palmira es arrasada.Palmira, el oasis de piedra del desierto sirio - Gran-arcada-300x185

Hoy en día, la ciudad de Palmira conserva gran parte de sus ruinas, declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1980. Una gran columnata de 1.200 metros, constituía el eje principal de la ciudad, a la que se accedía desde una gran arcada monumental. A ambos lados de la columnata, se sucedían diferentes construcciones, entre ellas, destacan varios santuarios, como los de Bél, Nebo o Baalshamín.Palmira, el oasis de piedra del desierto sirio - Teatro-romano-Palmira-300x196

De época romana, conserva los restos de un teatro, arcos, columnatas, templetes, mosaicos y la Necrópolis.

Actualmente, la conservación de las ruinas de Palmira se encuentra comprometida por la amenaza del ejército islámico, quienes califican de idólatras los restos procedentes de construcciones preislámicas.

 

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