El peñasco de Pan de Azúcar, peina los cielos de la bahía de Guanabara, en Río de Janeiro (Brasil). Con sus 750 metros de altura, ofrece una de las mejores vistas de la ciudad carioca, al igual que el Cerro del Corcovado.
Se trata de un monolito de roca compuesta por granito y cuarzo, que fue nombrado por los nativos Tamoios Pau-nh-acuqua, que en lengua Tupi-guaraní significa colina alta.
Años después, debieron ser los colonos portugueses quienes le dieran su actual nombre, al comparar el monolito con la forma en la que se producía el azúcar por entonces, que se conocía como panes de azúcar.
El Pan de Azúcar se ha convertido en uno de los lugares turísticos más representativos de la ciudad. Para visitarlo, se puede acceder utilizando un sistema de teleféricos, con cabinas acristaladas que tienen capacidad para sesenta y cinco pasajeros El trayecto se realiza en dos tramos: el primero llega hasta un primer monolito, conocido como el Morro de Urca, a unos 220 metros sobre el nivel del mar. Desde allí continúa hasta la cima de Pan de Azúcar. Los teleféricos fueron construidos en el año 1970, pero su origen se remonta a 1912 por el ingeniero brasileño Augusto Ferreira Ramos, y se conocen como bondinho del Pan de Azúcar.
La visita puede realizarse de 8 de la mañana hasta las 19.50 de la tarde, y salen cada 20 minutos desde Praia Vermelha (Playa Roja). Disponen de descuentos para mayores de 60 años y estudiantes.