Las islas Feroe, un pequeño archipiélago situado en el Atlántico norte, conforman un país independiente, una de las tres fracciones autónomas que componen el Reino de Dinamarca.
Las 18 islas que forman este conjunto fueron declaradas en 2007, mejor destino insular del mundo, por la revista National Geographic Traveler.
Apenas 50.000 personas componen el censo de sus habitantes y su capital, Tórshavn, es la más pequeña del mundo, pero estos pequeñas aldeas vikingas, son un paraíso para cualquiera que busque explorar nuevos destinos turísticos.
La naturaleza de las Feroe, con sus profundos fiordos que profundizan hasta las orillas de las pequeñas aldeas, sus valles de suaves pastos verdes, las montañas imponentes y la pureza de su atmósfera, son un auténtico erario de belleza.
Algunos pueblos, apenas cuentan con 4 o 5 vecinos, y gran parte de las viviendas de madera, lucen alegres tejados rojos, cuando no, cubiertas vegetales donde se utiliza la turba para impermeabilizar el interior y protegerlo del frío clima nórdico. De cualquier modo, la temperatura en las Feroe es bastante regular y oscila entre los 0 y los 13 grados.
Su economía está basada en la ganadería y la pesca de bacalao y ballenas piloto.
Además de la capital, Gjógv, Bour, Kirkjubøur, Vágur, Gásadalur, Muli, Mykines o Fámjin son algunas de las localidades más interesantes del archipiélago. Existe una buena red de transporte entre ellas, a través de autobús público y ferries.
Todas las islas cuentan con una amplia red de senderos para disfrutar de su rica naturaleza y su variada fauna, donde abundan las aves marinas, como el arao o el frailecillo.