Es posible que dentro de unos años, se hable de un gran lago de agua salada que existió en una zona de humedales bolivianos, el segundo de mayor tamaño después del Titicaca, con 84 km de largo por 55 de ancho y más de dos mil trescientos km2 de terreno.
En el año 2002 fue declarado ecosistema de importancia internacional, de gran riqueza y variedad de flora y fauna, sobretodo aves, un espacio del que además dependía la economía de decenas de familias pescadoras. En el 2016, el lago Poopó ha desaparecido, ya solo es una enorme área de barro cuarteado, sobre el que descansan varias embarcaciones abandonadas y cadáveres de peces.
Hay motivos que apuntan hacia el calentamiento global como responsable de la catástrofe. La sequía y el fenómeno conocido como El Niño, que provoca verdaderas catástrofes climáticas en la zona ecuatorial e intertropical del planeta, algunas de las irregularidades medioambientales más preocupantes del fenómeno son la ausencia de lluvias y la disminución de los acumulados de lluvia.
A todo ello se suma la mala gestión gubernamental de recursos híbridos, al destinarse la mayor parte del cauce del río Desaguadero, a regular el nivel del lago Titicaca, en detrimento del Poopó, de cuyo aporte dependían ambos estanques.
Esta catástrofe está tratando de revertirse intentando reencauzar nuevamente parte de las aguas del Titicaca a través del río, sin embargo, será necesaria una gran inversión económica y, finalmente, un tiempo reseñable para volver a recuperar su ecosistema autóctono, sin que sea seguro que este desastre ecológico no vuelva a producirse.