Ainhoa es un pequeño pueblo situado en los Pirineos Atlánticos, en el distrito de Bayona. Pertenece a la región de Aquitania.
Asimismo, se encuentra emplazada en territorio vascofrancés, a tres kilómetros de la frontera española.
Su historia está ligada a la del monasterio navarro de San Salvador, de Urdazubi-Urdax, al que serviría de vicaría. También era un lugar de hospedaje para los peregrinos que realizaban el Camino de Santiago por el valle de Baztán.
Ainhoa se ordena a partir de una gran avenida flanqueada por pintorescas casitas construidas en los siglos XVI y XVII, tras la Guerra de los Treinta Años.
Por lo general, son construcciones de piedra en tres alturas. Están encaladas de blanco, con entramado en color ocre o rojo que dotan al conjunto de su peculiar estilo.
La iglesia, dedicada a la Asunción, es un curioso edificio levantado en el siglo XIII y modificado en centurias posteriores. Destaca su torre, construida en cinco alturas cuadrangulares y un campanario octogonal rematado en aguja. A la iglesia se anexa el cementerio, que conserva lápidas de los siglos XVI y XVII.
Aparte, uno de los muros del cementerio es el frontón, donde se practica el deporte de pelota mano, tradicional del País Vasco.
Igualmente relevante es la Ermita de Nuestra Señora del Espino Blanco y el lavadero de Alaxourrouta.
Además, el bosque de Ainhoa es otro de los recursos turísticos de esta localidad, donde pueden disfrutarse de 430 hectáreas de campiña cubiertas de robles y coníferas americanas.