Cuando se estaban preparando los Juegos Olímpicos de 2012, el alcalde de Londres declaró que le daba la bienvenida a un millón de visitantes. Lo cierto es que se precipitó y por mucho.
Lo cierto es que siendo pleno agosto, una época de por sí propicia para los viajes a la capital británica, Londres se está enfrentando a un problema bastante serio: del millón de turistas que iban a patearla durante las olimpiadas, nos encontramos con que tan solo unos 100.000 (menos de la tercera parte esperada) han cubierto las expectativas.
Crisis, crisis, crisis
El principal motivo se debe, sin duda, a que Londres resulta en sí una ciudad muy cara. Los Juegos Olímpicos han disparado esta contingencia. Además, el cambio del euro a la libra se nota mucho y pica.
Por otra parte, los organizadores de las olimpiadas están tomando medidas tan impopulares como prohibir las patatas fritas que no sean de McDonalds (patrocinador de los JJOO), llevar camisetas del Che Guevara y tonterías similares que no hacen más que incordiar a los posibles visitantes. También cabe destacar que las olimpiadas no resultan igual de estimulante para todo el mundo. Siendo sinceros, ¿cuántos de vosotros las seguís con ahínco? Es más, ¿cuántos de vosotros pagaría para estar allí?
Por último, también podemos rescatar un motivo esotérico, pero que por ahí anda: se dice que durante estos Juegos Olímpicos habrá un atentado en la ciudad de Londres. Esta profecía hace tiempo que circula por la red y es una soberana tontería, desde luego, pero quizá juegue un minúsculo papel en esa falta de turismo.