El areópago: Una tarde en la colina de un dios

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By FotosImagenes.org

Nos acercamos lentamente, tras dejar atrás el metro, por un paseo hacia el aerópago en Atenas. Un arco que debe ser de época griega en medio de la ciudad nos hace sospechar que andamos por buen camino. Preguntamos en un puesto turístico a un señor que amablemente nos da indicaciones y algunos folletos. El paseo se hace agradable, y está a arrebosar de todo tipo de establecimientos y restaurantes. Se nos hace la boca agua y lo primero que pensamos es que a la noche, a la vuelta, nos deleitaremos probando cómo sabe la cocina griega acompañados de una buena botella de vino.

Dentro del complejo antiguo, hay un hermoso paseo, donde los museos, árboles y artistas que pintan al aire libre se suceden en armonía. También suena la música que todo tipo de genios callejeros hacen surgir de sus instrumentos. Todo en sí mismo parece un cuadro animado. Aceptamos inmortalizar este momento con un retrato a carbón y lápiz. No ha sido muy acertado, pero al fin y al cabo nos encontramos en Atenas y eso basta. Ya a punto de llegar al Areópago se vislumbran las columnas del Acrópolis a la derecha en lo alto. En este lugar se respira historia.

Llegamos y nos sorprende la pequeñez de este lugar que imaginábamos como una enorme plaza. Se sube por unas cortas escaleras, pero hemos tenido suerte. Hemos llegado justo en el ocaso, y los rayos del sol a punto de morir en el horizonte dan colorido a todo el panorama que vemos alrededor de ese lugar ligeramente elevado. Atenas se ve preciosa, y el Acrópolis también. Hay un cartel que nos indica que efectivamente aquí un tal apóstol Pablo llevó a cabo uno de sus discursos más conocidos. Hoy también está lleno de gente. Aunque en este caso son simplemente turistas. Nos sentimos impulsados a ponernos de pie y ponernos también a emitir un discurso a viva voz. Nadie nos escucha. Tal vez sea que nosotros hemos sido transportados a siglos de distancia, a otra época, otro contexto. Tal vez sea por nuestro pésimo inglés.

Aquí se juzgó a un dios griego, según la leyenda, por haber matado a alguien que violó a su hija. También se juzgaba a los hombres. Puede que algún día este mundo también deba comparecer ante un tribunal. Pablo anunció dicho juicio, pero señalando un camino de esperanza.  Esa puesta maravillosa de sol se parece al último grito agonizante de este mundo que se acaba. La palabra «crisis» ya ha comenzado a ser una de las palabras más usadas, tal vez solo detrás de «dinero». Esperemos que cuando nos pongamos de acuerdo en pronunciar poniendo en práctica otra de las palabras más antiguas del mundo, la palabra «amor», no sea ya demasiado tarde.

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