En la provincia de Brasov se encuentra Bran, un castillo construido en la roca a modo de fortaleza y de aduana para el paso de Transilvania a Valaquia. Es famoso por su relación con el personaje de la novela de Bram Stoker, el conde Drácula, supuestamente inspirado en la figura de Vlad Tepes, el libertador de Rumanía ante los turcos, que no aparece muy atractivo en la novela y por lo que es natural que no haga mucha gracia dicha relación impuesta al pueblo rumano. Lo curioso es que no solo el personaje no tiene nada que ver, sino que se sabe con seguridad que Vlad jamás pisó ese castillo de imponente belleza y misterio, sino el castillo actualmente en ruinas de Poenari. Incluso sabemos que ni siquiera el escritor Bram Stoker llegó a pisar suelo rumano.
Eso no excluye que sea uno de los lugares más interesantes que se pueden visitar alrededor del mundo y específicamente en Rumanía, por su belleza tremenda (siendo incluso residencia real). A los pies del castillo se encuentra un museo etnográfico con elementos culturales diferentes trajes de la época. Y no impide ese conocimiento que el atractivo del personaje de la novela atraiga a miles de turistas a un castillo que tiene una aura tan especial. Y por si fuera poco, se sabe que incluso algunas habitaciones cuentan con pasos subterráneos que salen al patio. En definitiva, nos encontramos ante un castillo, nunca mejor dicho, de leyenda.